Desde pequeños hemos creído en las historias con final feliz y nos han inculcado unas creencias erróneas sobre el amor, creando en nuestra cabeza unas expectativas que están lejos de la realidad.
Pretender que nuestra relación se ajuste al milímetro a las ideas preconcebidas que tenemos sobre la unión entre dos personas, sólo nos llevará a la infelicidad. Por eso en este artículo queremos desmontar algunos mitos que existen sobre las relaciones de pareja.
9 mitos en las relaciones de pareja
- Debéis hacer todo juntos. En una relación es clave compartir valores, actividades y pasiones, pero no es sano tener una fusión total en la que tengáis que ir y hacer todo justos. Para tener una convivencia sana debéis tener espacio de modo individual y dedicar tiempo a vuestros propios intereses, trabajo y amigos. Permitiros el poder desarrollaros también fuera de la pareja evita la dependencia y, sobre todo, la saturación emocional.
- Si sois felices nunca os enfadaréis. Si habéis llegado a un punto en el que peleáis sin cesar, es un síntoma claro de que algo no va bien en vuestra relación, pero si tenéis pequeños encontronazos y riñas aisladas para esclarecer vuestros distintos puntos de vista, es incluso saludable. Lo importante es saber discutir con calma, sin faltaros el respeto y comunicaros de manera efectiva.
- Nunca os vayáis a dormir enfadados. Eso significaría tener que continuar una disputa e intentar llegar a un conceso por narices antes de quedaros dormidos, estando cansados y con todas las emociones a flor de piel. Sin duda, no terminará en nada bueno. Mejor no seguir agitando el asunto y aplazar la charla para el día siguiente, cuando ambos estéis más tranquilos y podáis pensar con mayor claridad.
- Tenéis que saber qué piensa y necesita el otro. Aunque tengáis un alto grado de compatibilidad, no contáis con poderes adivinatorios y por muy unidos que estéis es imposible penetrar en la mente de vuestra pareja y saber en todo momento qué necesita, quiere o espera de vosotros. Este mito absurdo sólo lleva a la frustración, reproduciendo películas en la cabeza de cómo deberíamos actuar para cumplir lo que la otra persona desea.
- Una vez que se afianza la relación no hay que trabajar en ella. El amor que os procesáis no basta para que vuestra historia tenga éxito. Todo lo que merece la pena requiere constancia y esfuerzo, pero muchas personas se acomodan y dejan de cuidar a su pareja y en realidad, para que perdure vuestra unión, nunca debéis dejar de conquistaros.
- Es normal que el sexo pase a un segundo plano. Hay muchas maneras de intimar con la pareja, no sólo con la penetración, hay otras formas de dar placer con caricias o con vuestras bocas, sin tener que recurrir necesariamente al coito. El acercamiento que se produce durante el sexo ayuda a mantener el vínculo entre los dos. La relación sexual va evolucionando y tendréis que ir innovando para mantener viva la llama de la pasión.
- Tener un hijo fortalece la relación. Antes de tomar la decisión de tener un bebé es crucial haber construidos unos buenos cimientos. La llegada de un hijo es una experiencia muy bonita pero también una gran responsabilidad y puede hacer tambalear la estabilidad de la pareja, creando aún más conflictos si ya atravesabais una crisis antes de quedaros embarazados.
- Los trapos sucios se lavan en casa. Contar a terceros lo que sucede en casa no debe verse como una traición. En la mayoría de los casos, poder hablar de los problemas con algún amigo puede haceros ver las cosas desde otra perspectiva y aprender a tolerar ciertos aspectos de vuestra vida en común.
- Puedes cambiar a tu pareja. Si la persona con la que pretendes pasar el resto de tus días no te gusta tal y como es, es muy probable que vuestra relación termine en fracaso. Una cosa son las adaptaciones voluntarias y necesarias para poder tener una buena convivencia y otra distinta, hacer que la otra persona cambie a nuestro antojo y a la fuerza.